domingo, 3 de decembro de 2017

Healing salve

Fuego, sí. ¿Ácido? No. Me niego a que lenguas afiladas se ensañen con mis entrañas ni a que se extiendan fuera de mí a través del tiempo y el espacio.

No. Surfear la pasión es recibir la brisa en el cuerpo, y el sol y las gotas de agua y el salitre, entre delfines y gaviotas. No es correr por los callejones nocturnos del universo desesperado por el último chute de magia.

Dadme una barra de hierro al rojo para cauterizar mis heridas supurantes y que mi mierda no salpique a nadie. Que lo que salga de mí en todas direcciones sea luz y fuego, pero no lodo ni veneno. Nada de hechicerías oscuras. Espíritus sanguinarios, mirad hacia otro lado si queréis encontrar a alguien con quien negociar.

A lo que estoy dispuesto es a volar sobre montañas y a cruzar ríos por encontrarme contigo. Si tú quieres. Estoy dispuesto a cruzar los laberintos de Chapel Perilous por que nuestras líneas se crucen bailando en hélices una alrededor de la otra, como en aquellos otros pestañeos, aquellas breves y hermosas flores de Momo.

Si tú quieres. Sin dramas. Sin traumas. Sin sufrimiento. Nadie tiene que expiar sus abrazos, sus caricias, sus miradas; nadie tiene que pagar en cuchilladas mentales su vaivén de energías de cuerpo a cuerpo. Hay varias palabras para lo que es sagrado y sucio al mismo tiempo. Una es "tabú". Otra es "jazz".

Me escribo a mi mismo. Te escribo a ti, a ti en abstracto, a ti en concreto. Te conozco y me conoces y somos desconocidos. ¿Sientes el misterio? ¿No hace que te muerdas el labio? Quiero provocarte. No quiero aprovecharme de ti ni dejarme vampirizar. Quiero excitarte. Quiero que me excites. Quiero veinticuatro eones de crisálida contigo para que luego salgamos al mundo y veamos cómo brilla todo.

Te espero sereno y desprendido y con todos mis escudos abiertos.


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